Decía el escritor británico George Orwell que "todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros". Pues no, querido y admirado George. Porque si hubiese visto la escalera que ha presentado esta tarde en Madrid Salvador Domecq se arrepentiría de su frase.
Vaya escalera en cuanto a presentación para comenzar este San Isidro. Cada uno de su padre y de su madre. Desde el zancudo hasta el recortadito, pasando por el caballo percherón que pasaba los 600 kilos hasta el novillito que hizo segundo.
Eso sí, todos si coincidieron en su falta desesperante de casta y fuerza. Mal comienzo aunque bien es verdad que pocos aficionados mostraban sus esperanzas en el hierro gaditano. ula entrega en el caballo, flojedad manifiesta y sin embargo varios toros con posibilidad en el último tercio. Sobre todo un segundo que fue pronto y tuvo movilidad y claridad cuando los cites fueron en largo. Pero, ¡ay, que poquito duró!
Y un cuarto que tuvo un buen pitón derecho aunque le faltó humillar. Nos quedamos sin verle por el pitón izquierdo por una colada en la que hubo más culpa por parte del torero que del toro...
Y como colofón, un sobrero de Navalrosal manso y huidizo en los primeros tercios pero que rompió a embestir regalando varias tandas de muletazos con una embestida vibrante.
Vamos, lo típico y tópico para comenzar un San Isidro al que todavía quedan muchos, pero que muchos días