El sobrero de José Vázquez, que hacía sexto bis, fue el toro más serio y el que más transmitió de toda la corrida que cerraba la miniferia en honor al patrón de la ciudad y de los toreros. Fueron manejables y tuvieron nobleza a raudales en conjunto el resto de los astados, pero también carecieron de fuerza y emoción alguna. Cayetano estuvo firme y supo entender al oponente que cerraba plaza, que repetía y tenía esa chispa que le faltó a los demás. El torero desplegó su torería y gusto en los medios incluyendo cambios de mano y pases de pecho muy vistosos. El toro era protestón a veces pero tenía fuelle y embestía cada vez que el diestro le dejaba puesta muleta. Una y otra vez. Y de eso sacó provecho Cayetano, que remató la obra con una serie de pases por bajo de corte clasicista, muy aclamados en los tendidos. Pasaportó al animal de media estocada tras pinchazo, aunque tuvo que utilizar el descabello. El toro fue aplaudido en el arrastre y Cayetano, que volvió a sacar la raza y la entrega que le sirvió para triunfar en la feria de septiembre, paseó la única oreja de una tarde floja, con poca historia y en la que la plaza volvió a registrar una entrada bastante pobre para el cartel que era.
Hasta ese momento el festejo había ido a menos y caminaba por los derroteros del aburrimiento debido en gran parte a la sosería y el poco motor del ganado. Y eso que la tarde comenzó con una faena de Leandro en la que aparecieron la elegancia, el temple y el gusto al que nos tiene acostumbrados el vallisoletano. Todo despaciosidad y elegancia. Concluyó esta vez con una serie en redondo y unas manoletinas de una clase exquisita. En definitiva, un toreo como siempre de muchos quilates, que suele emborronar con la espada, como ocurrió ayer, otra vez, lo que le privó de obtener un trofeo que sobradamente había merecido. Por mostrar una superioridad y un mando que aliña con unos pasajes que se quedan clavados en la retina y hacen aflorar verdad y belleza al mismo tiempo.
El cuarto, apagado
El cuarto de la tarde impidió a Leandro sacar a relucir su concepto del toreo y recurrió a las cercanías para sacar todo lo poco que tenía el de San Mateo, flojo y apagado desde el principio.
Poco pudo hacer Cayetano con el tercero de la tarde, que quedó renqueante de los cuartos traseros tras caer con violencia sobre la arena. Lo intentó el espada pero la faena no pasó de intermitente.
Talavante dejó constancia de su manejo de las telas en sus dos toros. Desarrolló una faena en los medios con la mano izquierda al segundo. Y con el quinto toreó en el centro del redondel, en mayor medida con la mano derecha. Con la tizona no estuvo muy eficaz, por lo que no obtuvo recompensa en ninguno de sus dos toros.
Una vez concluido el ciclo de San Pedro Regalado, no olviden que seguirá habiendo toros en mayo en el coso del paseo de Zorrilla. En concreto, el próximo domingo, día 23, y el siguiente, día 30, con el desarrollo del ciclo de novilladas de promoción sin picadores que tendrá su desenlace final durante la feria del mes de septiembre.