Dos novillos de Fidel San Román fueron desaprovechados en La Maestranza, con los que El Nico y Angelino de Arraga, que brindaron al público en su debut en Sevilla, no se entendieron. Por su parte, Alejandro Esplá, en su última tarde como novillero, ha sido silenciado.
El segundo astado fue recibido con buen aire a la verónica por parte de El Nico, a la postre lo más artístico de su labor ante este ejemplar. Después, el novillero estuvo tropezado con su oponente, sin colocarse en el sitio y con numerosos enganchones. El de Fidel San Román iba con claridad por el izquierdo y mereció más. A éste le dieron fuerte en varas, a pesar de ello metió la cara y fue muy ovacionado en el arrastre.
El Nico en el quinto, otra vez, estuvo animoso con el capote, en un saludo acompasado, ceñido y con el recibo de dos largas cambiadas. En la lidia su oponente apretó muchísimo por el derecho y nada más iniciar el trasteo muleteril se rajó descaradamente. Huidizo, manso y con tendencia a tablas se mostró el quinto, y el granadino estuvo muy dispuesto, queriendo, en actitud novilleril y jugándose el tipo en más de una ocasión. El toro terminó en chiqueros y el joven en un atragantón metido entre pitones.
El que hizo tercero tuvo un recibo accidentado. Angelino de Arriaga saltó el olivo y se pegó un batacazo y el estado una tremenda voltereta. Su faena tuvo cierto son al inicio, en el que hubo entendimiento con un novillo con transmisión. Un chaval que acompasó la cintura y quiso bajar la mano, aunque lo muleteaba sin apreturas. Faena de tandas muy cortas y también sin llegar a entenderse del todo ante un novillo que se dejaba con claridad.
Con el sexto, un novillo alto, ofensivo y más en tipo de toro que en cuatreño que en novillo, desarrolló un puntito de genio, sin terminar de romper. Y otra vez, Angelino de Arriaga volvía a demostrar buenas formas, aunque al igual que en el tercero, tampoco hubo demasiado ajuste. Con pases sueltos y poco más. Por encima del animal.
Alejandro Esplá no firmó nada de relevancia en los primeros tercios con el que abrió plaza, otro al que le dieron fuerte en varas. Otro novillo que no tuvo clase, de lo poco bueno que sacó fue que obedeció al toque, aunque nunca pasó su viaje de la taleguilla. El chaval estuvo voluntarioso, pero faltó alma.
Esplá se llevó el novillo más complicado de la novillada, a la postre el lote más aciago. El cuarto fue reservón y se metió por dentro en cada encuentro muleteril. A pesar de las dificultades, dejó patente que el joven novillero está poco placeado para tan difícil papeleta. Además, atascado con el descabello, de ahí lo del aviso.