La alegría por el doblete obtenido con Rossi y Lorenzo en el GP de Qatar no evitaba que en las filas del equipo Fiat Yamaha fueran conscientes de que su M1 había sido netamente inferior en la recta de Losail a las Honda y las Ducati. Ése era un problema resuelto en el pasado pero este año, en el que en MotoGP tan sólo hay seis motores para las dieciocho carreras del Mundial, se puede acentuar de nuevo.
Las fábricas han apostado por la fiabilidad, pero siempre con la espada de Damocles sobre sus cabezas de no perder demasiada potencia y, sobre todo, condicionadas por los 21 litros de combustible del depósito. Valentino se quedó sin gasolina en la vuelta de honor y, aunque eso difícilmente habría ocurrido en la carrera, porque para evitarlo la electrónica regula el consumo con los diferentes mapas de potencia, sí que podía haberle hecho perder prestaciones y permitir que le dieran caza sus perseguidores.
Lin Jarvis, máximo responsable del departamento de carreras de la marca de los diapasones, celebraba en el box el one-two, como llama él al doblete, pero sin darle la espalda al problema que se les presenta: "Para ser honesto, estoy decepcionado con la velocidad punta de nuestra moto, porque eso es una desventaja para nuestros pilotos en plena recta. La velocidad de los pilotos Ducati y Honda les ha hecho el trabajo más fácil que a los nuestros. Creo que nuestra moto es magnífica, con un chasis y una manejabilidad fantásticas que afortunadamente han sido suficientes para el gran resultado de Qatar. Eso sí, si Stoner no comete ese error, la historia podría haber sido otra".
Lo que el británico tiene claro es que difícilmente veremos a uno de sus pilotos quedarse sin gasolina, como le pasó a Gibernau en la carrera de Brno 2005. "Está claro que, una vuelta antes, el problema de Rossi habría sido un gran desastre, pero normalmente antes de llegar a esa situación saltan los avisos y la electrónica regula el consumo de combustible bajando las vueltas del motor", dice. Veremos si el problema persiste en Motegi.