McLaren tenía que hacerse notar. En las primeras pruebas de Cheste los Ferrari fueron un torbellino, así que esta vez era el turno del equipo británico. En una maniobra clásica de la casa, a diez minutos del final de las pruebas descargaron gasolina en el MP4/25 número dos y, con una serie de ocho vueltas, la rapidez natural de Hamilton hizo el resto. Comenzó con 1:20.0, rebajó el tiempo del hasta entonces más veloz Sutil con un registro de 1:19.9, marcó 1:19.6 alto y terminó con el 1:19.583 que lidera la tabla de tiempos de la semana.
Massa terminó el día séptimo y marcó un registro 61 milésimas más lento, que el de su compañero Alonso el pasado jueves. Los coches de Maranello no han entrado en el golpe mediático de un mejor tiempo. Su trabajo se ha centrado en fiabilidad y ritmo. Y el resultado fue óptimo. Se pegó ayer la friolera de 160 vueltas sin averías (más de 700 km). Y, en una tanda aún más larga que la de su compañero dio 57 vueltas con neumáticos duros... hasta que se quedó sin gasolina.
También se quedó sin combustible Michael Schumacher cuando intentaba romper los cronos en diez vueltas. En ese momento del día marcó su mejor tiempo, 1:20.613. Al Kaiser aún le falta algo de la velocidad pura que atesoraba, pero está en el camino (en el total de la semana pudo de nuevo con Rosberg). Pedro de la Rosa finalizó octavo en una jornada en la que fue veloz con mucho peso y varios 1:22 destacables. Y Alguersuari rodó con el depósito lleno, 160 kilos. El Toro Rosso es noble, rápido y constante.