La nueva filosofía de la Selección de Alemania -más cerebro, menos músculo- ha permitido que el aficionado medio se tope, de repente, con algunos jugadores germanos que sobreponen el talento y la habilidad a la habitual contundencia física del combinado teutón.
El líder de esta revolución es, sin duda, Mesut Özil (21 años). El menudo mediapunta destaca por su visión de juego, su movilidad y su capacidad para pisar el área rival, cualidades que le han servido para convertirse en uno de los nuevos líderes del Werder Bremen (71 partidos de Bundesliga, 13 tantos).
Algo parecido ocurre con Thomas Müller (20 años). El ariete engaña por su aspecto desgarbado, pero manejo una amplia gama de recursos que han entusiasmado al mismísimo Louis Van Gaal, técnico del Bayern Múnich (34 encuentros, 13 goles esta campaña).
Por ambos, como es lógico, suspira media Europa. De hecho, algunos clubes en pleno proceso de regeneración, como el Chelsea, estarían dispuestos a, según la web caughtoffside.com, invertir hasta 45 millones de libras (más de 54 M€) en su contratación.