Con o sin Rossi en la pista, está visto que cada gran premio es una prueba de fuego para Lorenzo. Tras la carrera de Mugello, donde arrasó Pedrosa y él quedó segundo, su peor resultado de la temporada, como en Qatar, podían surgir ciertas dudas acerca de su capacidad para afrontar su nuevo rol de jefe de la parrilla de MotoGP. Él mismo se encargó de alimentarlas al llegar a Inglaterra, reconociendo que, además de fallo en el neumático trasero, también pudo afectarle la presión mental ante el nuevo panorama. Dicen que reconocer los problemas es el primer paso para superarlos y el mallorquín está en el buen camino. Ayer, un día especial para todos por ser el del estreno de la parrilla en el nuevo Silverstone, se mostró tan suelto como de costumbre y dominó con facilidad la primera jornada de entrenamientos.
"No tenemos que hacer mucho caso a los tiempos, porque la pole será dos segundos más rápida", aseguró el 99 cuando se le preguntó por el segundo y medio que le había sacado a Dani Pedrosa, su principal rival en la lucha por el título.
Fuera de micrófono, seguía sin darle importancia, aunque no cambiaría su situación inicial por la del catalán por nada del mundo. En todo caso, más que el mejor tiempo en un libre del viernes, lo que lleva al optimismo es la sensación de que el caos del GP de Italia provocado por la caída de Valentino ya es historia: "En Mugello no me divertí demasiado encima de la moto y ahora me he vuelto a divertir mucho. Si continúo así haremos un buen resultado".
Entre medias de los dos españoles, Stoner, Dovizioso, De Puniet y Spies, que fue de los más entusiastas a la hora de describir sus sensaciones en el trazado inglés: "Es un circuito súper divertido con un diseño realmente fascinante. Es muy rápido en muchos puntos, con una gran combinación de cambios de dirección rápidos". Las palabras del estadounidense eran la tónica general de la parrilla, porque a los pilotos le gustan los circuitos rápidos y Silverstone lo es.
Pedrosa mostró un gesto serio en el box, aunque luego supo transmitir tranquilidad ante los medios: "Los tiempos no son reales. No sabemos a cuánto estamos de la vuelta rápida, aunque cuanto más ganes antes, mejor. Ha llovido al final y no he conseguido mejorar. En estas circunstancias no se puede ir al máximo, porque no conoces el tope. Un circuito nuevo es como cuando corres en agua, que vas bajando sin darte cuenta".
Aunque la sensación general es más que satisfactoria con el remodelado trazado de Silverstone, el más largo del campeonato con sus 5.902 metros y combinando largas rectas con curvas rápidas y otras lentas, hay un punto que mejorar para el futuro: los baches y los constantes saltos de un asfalto a otro a los que se enfrentan los pilotos, un total de 24. "Hay mucho tramo de gas a fondo, con dos curvas muy rápidas, y otras dos o tres con mucho bache. La pista es rápida y divertida, pero hasta que no la conoces no la disfrutas. El asfalto nuevo está muy bien, pero el antiguo bastante mal. Para el año que viene deberían de rehacerlo", aseguró Pedrosa