Al llegar a la Isla de Man, en pleno Mar de Irlanda, dan ganas de besar el suelo al bajar del avión... y no por miedo, sino por llegar a la meca del motociclismo. El circuito de la montaña donde se celebra el Tourist Trophy desde 1907 (la de este año es la edición 91, por los paréntesis de las guerras) es el más peligroso de cuantos acogen carreras de velocidad. Su siniestralidad lo dice todo, 240 muertos hasta 2007, pero "aquí el que viene a correr no piensa en eso. Sabe a lo que viene, sin más".
Las palabras son de Antonio Maeso, uno de los dos españoles que compite este año en las cuatro categorías (Senior TT, Superbike, Superstock y Supersport) de una apasionante semana de carreras que hoy acaba. El almeriense tiene 32 años y muestra camaradería con Sergio Romero, que corre en las tres categorías de mil.
La buena relación entre ambos no es por la nacionalidad común, porque aquí la camaradería está a la orden del día entre todos, extendiéndose al público, que aplaude por igual del primero al último. El madrileño tampoco es ajeno a la leyenda negra que acompaña a la isla: "Cuando te subes a la moto, eres consciente de todos los que se han quedado en el camino, porque aquí se pasa muy cerca de paredes y bordillos, pero eso te obliga a concentrarte más si cabe".
Desde que se mató Santi Herrero en la milla 13 (ayer hizo 40 años), nuestra federación no tramita licencias para correr aquí. "Yo la he sacado por la inglesa", asegura Maeso. "Yo por la portuguesa", dice Romero, de 31 años. Para ambos, "correr en la Isla de Man es un desafío, perseguir un sueño y formar parte de la historia". Hoy cerrarán su participación el día que Nieto y Lorenzo darán una vuelta de honor a lomos de una Yamaha R1 y en el que el inglés Hutchinson puede ser el primer piloto que gana las cinco carreras de la semana (dos de Supersport).