Toreo primoroso y conformista de Talavante

Devolución masiva de entradas antes de comenzar la corrida. La lluvia desanimó a mucha gente que en previsión de una mala tarde aprovechó que había una sustitución y se fue a recuperar su dinero. Sin duda la ausencia de José Tomás ha marcado esta feria del Aniversario y ha puesto la taquilla a reventar, pero del revés. La cola era para devolver y los claros en los tendidos era numerosos.

Para El Juli, la estrella del cartel, y sustituto de Tomás, el revés en la taquilla le ha dejado en mal lugar. Para nadie es un secreto que el tirón de las figuras, en cuanto no tienen detrás el respaldo del abono, como ocurre en San Isidro, es muy escaso. Aquí sólo llenan el santo labrador y uno de Galapagar.

Pero la tarde siguió dejándole cicatrices a El Juli. Se llevó un lote desagradable y bronco. Estuvo muy por encima de su primero, pero con un sector del público en contra, que le protestó todo, se colocara de perfil y sin cruzarse, o de frente y dando la cara, como en otros momentos. Ni por aquí ni por allá. La faena sí que tuvo eco en el grueso del público, que hasta pidió la oreja con fuerza a pesar de que Julián mató en los bajos. El palco dijo que nones.

Cortó por lo sano
En su segundo toro, un papel de lija con pitones, El Juli se enfadó ante la hostilidad del mismo sector que siempre tiene en contra. Con gesto de malhumor cortó por lo sano. Se va de Madrid esta temporada sin dejar ningún rastro. En su haber tengo que anotarle que se decidiera a sustituir a Tomás en una fecha apartada del conjunto del abono y en frío. En ese detalle deja constancia de su profesionalidad. Otros no lo habrían imitado, ni por todo el oro del mundo. Y pienso en uno de la Puebla del Río, provincia de Sevilla.

Alejandro Talavante se llevó el mejor toro de la tarde, con diferencia. El tercero tuvo clase, recorrido y temple. Después de un inicio torerísimo de la faena, se echó la muleta a la izquierda y no se acopló en la distancia, ni en el temple adecuados. Sobre la derecha anduvo más a gusto, pero sin brilantez. Un momento de inspiración le decidió a citar de frente en el toreo al natural y allí se encontró a gusto. Toreo bueno y hondo, que nos recordó al mejor Talavante. Primorosos los muletazos de adorno y muy de frente las manoletinas para abrochar la faena. No fue suficiente un espadazo delantero y luego marró con el descabello, perdiendo una valiosa oreja. Se dió una vuelta al ruedo con permiso de unos cuantos aficionados.

Manolo Sánchez hizo su papel de telonero para el que estaba designado. No pudo con el genio del primero y le faltaron arrestos para crecerse ante el buen estilo del cuarto. En unas breves pinceladas nos hizo recordar el torero de gusto exquisito que lleva dentro, pero sin rematar, todo tan frío y distante como siempre.