La tarde empezó mal, con apenas nada positivo que reseñar en los tres primeros toros.
Sin embargo la tónica cambió en el cuarto, con un Eugenio de Mora entregado, inteligente y por encima del noble y flojo toro de Camacho, al que toreó bien mientras "se dejó" el astado, y arrimándose cuando el toro se vino abajo. Cerró faena con un estoconazo tirándose de verdad, saliendo empitonado sin consecuencias.
El Cid también brilló en su segundo, un toro que fue bueno pero que duró poco. Sobresalió su labor al natural, con muletazos largos y hondos, aunque al conjunto le faltó limpieza.
Talavante también se pudo desquitar en el sexto, al que toreó con cierta enjundia sobre ambas manos, destacando sobremanera los remates de final de cada serie con inspiradas y torerísimas trincherillas.