El mandatario del Inter de Milán, Massimo Moratti, no tenía palabras para expresar su felicidad después de que su equipo lograra la Copa de Europa ante el Bayern de Múnich. Título que llega a las vitrinas interistas 45 años después. "Es una sensación maravillosa, siento una gran felicidad por poder revivir este momento después de tantos años", dijo.
"El equipo sintió una gran responsabilidad e hizo un juego perfecto", fueron sus primeras palabras tras el partido. También tuvo tiempo para hablar ya del futuro de Mourinho: "Ahora lo celebrará y el lunes ya pensará en su futuro. Espero que sus lágrimas al final del partido no fueran de culpa".
Massimo Moratti recoge cuarenta y cinco años después el testigo de su padre
Massimo Moratti, uno de los empresarios del sector petrolero más importante de Italia, vio cumplido esta noche por fin su gran sueño de llevar a su Inter Milán a la conquista de la Liga de Campeones de Europa y, con ello, recoger el testigo de su padre, Angelo, que construyó el denominado "Gran Inter".
Desde que el 18 de febrero de 1995 adquiriera de forma oficial la propiedad del "Internazionale Football Club" (nombre del Inter), que entonces pasaba por uno de los momentos de crisis más importantes de su centenaria historia, en su mente no estaba otra cosa que devolver al equipo a lo más alto del fútbol continental.
Un puesto en la cima que la entidad interista había logrado, precisamente, bajo el mandato de un Moratti, Angelo, su padre. Angelo, en la década de los 60, con un Massimo niño (nació el 18 de mayo de 1945), logró formar un "equipazo" a base de talonario. Lo logró, especialmente, con la llegada al frente del equipo del hispano-argentino Helenio Herrera y en el terreno de juego gracias a la clase y la magia del español Luis Suárez, ambos llegados desde el Barcelona.
El binomio Herrera-Suárez, este último nombrado en la época "Balón de Oro del fútbol Europeo" (único nacido en España en obtenerlo en la historia de este galardón), llevó al Inter a lo más alto: a la conquista de las Copas de Europa de 1963-64 y 1964-65: la primera derrotando al Real Madrid, en Viena; la segunda al Benfica, en Milán.
Nació el denominado "Grande Inter", un equipo que robó el protagonismo al Real Madrid de Alfredo Di Stéfano y que dominó en Italia y en Europa esos años. Además estaban figuras como Giacinto Facchetti, Armando Picchi, Sandro Mazzola y el brasileño Jair.
Los éxitos de Herrera-Suárez dieron tres títulos de Liga y dos Copas Intercontinentales. El brillante ciclo europeo del Inter se quebró en las semifinales de 1965-66 ante su ya "enemigo" clásico: el Real Madrid de Sanchís, Pirri, Amancio, Grosso, Velázquez y del veterano Gento, que después en la final ante el Partizán de Belgrado se adjudicó su sexto trofeo.
Se plantó también en la final de la Copa de Europa 1966-67, donde cayó ante el Celtic Glasgow, en Lisboa. Y, prácticamente, a partir de ahí empezó el ocaso, sobre todo en el escenario europeo. Nunca más volvió Angelo Moratti a ganar la Copa de Europa (también perdió la final de 1972 ante el Ajax de Johan Cruyff). Angelo Moratti vendió la propiedad del Inter, falleció en agosto de 1981, y el club interista empezó a perder protagonismo y ver como se convertía en un segundón tras el Milán de Silvio Berlusconi o el Juventus Turín de la familia Agnelli.
Empujado por el amor a los colores "neroazzurri" (negro y azul), y por peticiones de cientos de aficionados interistas de relativa importancia social, Massimo Moratti decidió comprar el Inter. Se veía con la obligación moral de devolver el club a lo más alto del palmarés nacional e internacional; y se convirtió en presidente
y accionista mayoritario del Inter, con la ayuda de su amigo Marco Tronchetti Povera (esta noche también en la primera fila del palco de honor del estadio Santiago Bernabéu), vicepresidente del club y uno de los máximos responsables de la firma Pirelli, y segundo socio en número de acciones del club.
Tal vez copiando a su padre, Massimo empezó a construir el equipo a base de "talonario", fichando a los que consideraba mejores técnicos o jugadores costasen lo que costasen. Se rodeó de históricos como Luis Suárez, Mazzola o Facchetti, se gastó cientos y cientos de euros, pero no llegaron los triunfos; salvo una Copa UEFA en 1998.
En sus primeros ocho años y medio pasaron por el banquillo interista técnicos como Ottavio Bianchi, Marcello Lippi, Roy Hodgson o Héctor Cúper, y se contrató a jugadores estrellas como Peruzzi, Toldo, Panucci, Javier Zanetti, Djorkaeff, Paulo Sosa, Simeone, Zamorano, Recoba, Ronaldo, Roberto Baggio, Batistuta o Hernán Crespo.
No había paciencia, ni continuidad, y los títulos no llegaban. Tanto que dimitió como presidente en enero de 2004, aunque siguió manteniendo la propiedad del club. Tiempo después, volvería también a la presidencia.
El Inter siguió gastando dinero, moviendo banquillo y plantilla, y llegaron algunos títulos: en el campeonato italiano, pero especialmente beneficiado por un caso "calciopolis" (fraude deportivo) que quitó títulos y hundió al Juventus, y que debilitó al Milán. Pero Europa seguía siendo su "sueño imposible".
Por ello, destituyó al técnico Roberto Mancini, que le había dado tres títulos ligueros seguidos (de 2005 a 2008), y fichó al técnico portugués José Mourinho. Un entrenador con vitola de ganador en Europa (lo hizo con el Oporto y llevó al Chelsea a la final), llegado en 2008 desde Inglaterra pero con un periplo de formación como técnico, curiosamente, en el Barcelona, de donde llegó Herrera.
También del Barcelona, pero este un año después, ha llegado el delantero camerunés Samuel Eto''o. y con ambos, pero con dos goles del argentino Diego Milito, ha logrado esta noche su sueño: devolver al Inter a la cima internacional. Curiosamente, ha sido en un Bernabéu sede del "gran rival" del Inter de Angelo, un Real Madrid al que el "Gran Inter" quitó el dominio de Europa en los 60.
Massimo Moratti recogía, por fin, el testigo que hace cuarenta y cinco años dejó su padre. Pero, puede dejarse en Madrid también el nuevo Herrera, un Mourinho que todo hace indicar puede entrenar al Real Madrid en las próximas campañas.