La clasificación para la Liga Europa, el sufrido premio de consolación para un Atlético de Madrid incapaz de ganar en esta fase de grupos de la Liga de Campeones, minimizó el desastre del equipo español frente al Oporto, que sonrojó al conjunto madrileño con un triunfo tan cómodo como contundente (0-3).
El empate del Apoel, el equipo que amenazaba su tercera posición del grupo D, frente al Chelsea (2-2) alivió la triste despedida del Atlético de la máxima competición continental, de la que se marcha con una alarmante sensación de inferioridad, por mucho que haya asegurado su presencia en la antigua Copa de la UEFA.
Y pudo ser peor, porque nadie habría imaginado antes del partido un panorama tan malo para el Atlético en el comienzo de la última jornada de la fase de grupos. No sólo porque en minuto y medio ya perdía 0-1 con el Oporto, en un cabezazo de Bruno Alves, sino porque el Apoel, a los seis, ganaba 0-1 al Chelsea en Londres.
En ese tiempo había pasado de depender de sí mismo a estar contra las cuerdas, salvo reacción suya o del equipo británico en el otro choque del grupo. Aún más cuando antes del primer cuarto de hora, el bloque portugués golpeó de nuevo en el Vicente Calderón, con el 0-2 del colombiano Falcao tras un fallo de Asenjo (m. 14).
Superado defensivamente por la exigencia de su contrincante, que siempre que se lo propuso generó el caos en la zaga local, como en otra acción de Valeri o en un cabezazo fallido de Falcao con todo a favor, el Atlético tardó un rato en enterarse de que el encuentro ya había comenzado. Y estaba muy cuesta arriba.
Fue entonces cuando el equipo rojiblanco, aliviado por la remontada del Chelsea al Apoel antes de la media hora (2-1), ofreció algún síntoma de reacción, todos ellos en acciones intermitentes, en remates aislados del uruguayo Diego Forlán, sobre todo con tiros lejanos, o del argentino 'Kun' Agüero, uno de ellos de chilena.
No encontró el gol el Atlético en la primera parte, en la que reclamó hasta cuatro penaltis, alguno con razón, y de la que se marchó con casi el doble de lanzamientos a portería que su rival, pero con la seguridad de que necesitaba algo más de fútbol y constancia para creer en la posible remontada ante un buen Oporto.
Una misión muy complicada, todavía más sin el 'Kun' Agüero, al que una lesión le apartó del partido en una de las primeras acciones de la segunda mitad, pero, sobre todo, por la incapacidad del equipo rojiblanco para alterar la seriedad defensiva del Oporto en los primeros minutos de la reanudación del encuentro.
Sólo las jugadas a balón parado, por lo de centrar al área, inquietaron al conjunto portugués en el cuarto de hora inicial del segundo tiempo, un tramo sin tensión, sin nada relevante ni por parte del Atlético ni del Oporto, conforme con su cómoda ventaja en el marcador y con la inoperancia local para hacerle daño en defensa.
Casi nada de trabajo, apenas un par de disparos de Forlán y José Antonio Reyes, de inicio suplente, tuvo el brasileño Helton en la portería visitante, en la que asistió como un espectador más al 0-3 del brasileño Hulk, un golazo, para cerrar un partido decepcionante del Atlético, incapaz de ganar en esta Liga de Campeones.