Suena a F-1, pero es MotoGP y, tras las declaraciones de ayer en 'motogp.com' de Jeremy Burgess, jefe técnico de Valentino Rossi, queda claro que en el Fiat Yamaha ha estallado la guerra, y no sólo por los 18 puntos que separan a uno y a otro en la general de MotoGP.
El prestigioso Burgess ha entrado al trapo a unas palabras de Lorenzo con las que esta semana expresaba su malestar por tener que oír siempre la misma cantinela, la de que se aprovecha del trabajo hecho por Rossi y su equipo en la M1. El mallorquín está tan harto que salió al pasó diciendo que, si alguien copia a alguien, es el italiano y no al revés. Algo de razón llevará cuando el propio Jerry le dio las gracias con sorna a uno de sus mecánicos después de la carrera de Alemania, reconociendo que les había dado la victoria los reglajes de Lorenzo.
Semanas después, a Burgess se le ha olvidado el detalle: "Mi objetivo desde la perspectiva de la ingeniería es hacer una moto que todos puedan conducir. La Yamaha es una moto muy bien afinada, que ha sido evolucionada por Rossi y, cualquier piloto que llegue para subirse a ella, no tiene que preocuparse por su desarrollo. Ellos ya tienen los medios y la información que hemos reunido durante estos años y los reglajes que usamos en los dos últimos, especialmente y en particular con los Bridgestone, así que desarrollar la moto no es tan fácil como pilotarla. Con Valentino, tenemos un piloto en el box que desarrolla la moto y en el otro lado del garaje, a un chico que sólo tiene que pilotarla".