El belga Frank Vandenbroucke, fallecido hoy los 34 años por una
embolia pulmonar, fue un ciclista pleno de talento que asombró
al mundo del ciclismo a finales de los años 90, cuando ganaba
clásicas a través de ataques impetuosos que dejaban anclado al
resto del pelotón, pero también un hombre envuelto en problemas
familiares y de drogas que le apartaron de éxitos deportivos mayores.
Nacido el 6 de noviembre de 1974 en Mouscron, el belga comenzó
su andadura profesional en 1994 de la mano de su tío
Jean-Luc Vandenbroucke, por entonces director deportivo del
equipo Lotto. En los siguientes seis años, Vandenbroucke se labró
un gran palmarés de más de 50 victorias, sobre todo en el Mapei,
con el que conquistó pruebas míticas como la Paris-Niza,
la Lieja-Bastoña-Lieja o la París-Bruselas.
En la cima de su carrera con apenas 25 años, Vandenbroucke
aterrizó en 1999 en el equipo Cofidis, para compartir liderazgo con
David Millar y completar su último año victorioso. El gran
momento de su carrera llegó en la Vuelta a España de aquella
temporada, donde ganó dos etapas, una de ellas en Ávila, dejando
para la historia un impresionante ataque junto a las
murallas de la ciudad.
Para entonces ya habían llegado a su vida las primeras acusaciones
formales de dopaje, dando comienzo a una cuesta abajo que le apartó
de las victorias para siempre pese a que, desde el año 2000 hasta
su retirada definitiva el pasado 31 de agosto, intentó reverdecer laureles
en ocho equipos diferentes.
Precisamente en 2000 fue ingresado por una depresión, aunque
el comienzo del fin se produjo dos años después, cuando la policía
encontró EPO, morfina y clembuterol durante un registro en su casa.
Vandenbroucke dijo inicialmente que los medicamentos eran para su perro,
pero finalmente admitió su culpabilidad y fue sancionado.
Aquel registro dio inicio a una serie de sucesos dispares y escalonados
a lo largo de los años siguientes. En ese mismo 2002 fue sorprendido
conduciendo ebrio en Bélgica con una tasa que triplicaba la permitida y
dos años después la policía tuvo que intervenir en su casa porque
el 'enfant terrible' del ciclismo había disparado al aire con una escopeta
de caza mientras discutía con su mujer.
Sus vanos intentos de levantar su carrera simultanearon con nuevas
sospechas de dopajes en una época en la que la policía y sus registros
eran protagonistas absolutos en el mundo del ciclismo, por encima de las
hazañas deportivas de los ciclistas.
Tanto contratiempo colapsó a Vandenbroucke, que en 2007 intentó
quitarse la vida en Italia mientras militaba en el Acqua e Sapone-Caffé
Mokambo. Aquel fue el enésimo incidente antes de relatar en sus memorias
los problemas con su divorcio y con las drogas y de compararse con otro genio
que murió joven, Marco Pantani, anticipando un desenlace fatal todavía por aclarar.
pues estaba claro............que no terminaria bien......como dice el amigo sperman
las drogas son malas........
saludos a todos