'Thirst' es un cóctel de sangre, sexo y religión. Es también su primera incursión en el cine de vampiros. Aún no tiene distribución en España.
Extremo, original, delirante, violento, desmesurado. Quiénes conocen el cine del surcoreano Park Chan-wook saben bien de sus cualidades, y defectos, como cineasta. Director de culto y poderoso creador visual de imágenes, Thirst, su nuevo filme, es el título estrella hoy del Festival de Sitges.
Un Park Chan-wook, que además recibirá hoy en la sesión de gala de la noche el Premio La máquina del tiempo del certamen, y que era esperado entre sus seguidores porque significaba también su particular mirada al tema de los vampiros. Aunque en su pase de la mañana, con público y prensa especializada, recibió leves aplausos y algún conato de silbido.
“Quería alejarme de algunos de los tópicos de este género. Por ello, por ejemplo, los vampiros de mi pelicula no tienen colmillos o su protagonista, un cura, tampoco le teme a los crucifijos”, comentó Chan-wook en la rueda de prensa. También respondió que Martin, de George A. Romero, era una de sus películas predilectas sobre el tema.
Sangre, sexo y religión
Su tratamiento guarda además una fuerte carga sexual y religiosa. Un cóctel, a priori, irreverente, pero que el surcoreano ha asegurado que ha utilizado no para provocar sino para potenciar los dilemas morales, el del clásico conflicto entre el bien y el mal, o el del pecado y la redención, que se producen en su protagonista.
Éste es un cura que buscando el remedio para un letal virus parecido a la lepra, acaba muriendo y regresando a la vida como adicto a a la sangre para seguir viviendo. En lugar de beber del cáliz de vino acabará cayendo, según explica Park Chan-wook, en el sacrilegio de beber de otro líquido rojo, la sangre humana.
Además, está su otro sufrimiento interior, el del casto religioso debatiéndose entre sus nuev0s e irrefrenables impulsos sexuales hacia una mujer, además, casada. "Sería otro de los arquetipos sobre el cine de vampiros que he pretendido cambiar. Lo habitual es que el vampiro sea un hombre cuarentón y seductor por el que caen rendidas jóvenes muchachas vírgenes. Aquí es distinto. Ella es una mujer casada y lleva la iniciativa, y en cambio él es virgen”, señaló el director.
En Thirst está todo lo que puede esperarse del surcoreano, sangre a borbotones, sexo, escenas e imágenes de lo más ingeniosas y también, de manera muy destacada, el uso del humor como el método que usa su protagonista para alimentarse de sangre sin hacer daño a nadie.
El desarrollo en la historia de amor en parte recuerda a su anterior Soy un Cyborg, o para el espectador occidental más acostumbrado a los clásicos de Hollywood le será fácil encontrar un paralelismo en la obra maestra Perdición, de Billy Wilder, a partir de la condición de femme fatal de su protagonista femenina, la joven actriz y modelo Kim Ok-bin, apodada la “Beyoncé” coreana.
En la parte masculina, el cura protagonista es Song Kang-ho, habitual del cine surcoreano o de las películas de Park Chan-wook.
Sin distribución en España
Thirst, que en el título original surcoreano se titula Bakjwi (Sed), ha contado por primera vez con el apoyo de productoras de Hollywood, Univesal Pictures y Focus Features, colaborando en parte de la financiación. Su presentación mundial fue en el pasado Festival de Cannes, y es uno de los largometrajes a competición en la Sección Oficial Fantástica de Sitges.
De momento en España aún deberemos esperar, y eso si llega a estrenarse, porque todavía sus derechos de distribución en nuestras salas no han sido adquiridos por ninguna compañía