"Para mi que los argentinos estén contentos con este resultado es un orgullo. Cualquier deportista sueña
con darle una alegría al país. Y nosotros no pudimos hacerlo en noviembre del año pasado, pero ahora me tocó.
Y lo comparto con toda la gente argentina" dijo el tandilense.
Este miércoles por la mañana arribó al aeropuerto de Ezeiza y lo recibieron sus amigos, algunos fanáticos
y la prensa local. Pero el seguía viajando en automático. Sin terminar de asimilar lo que acababa de conseguir.
Todavía no se pudo fundir en un abrazo con su familia. Y probablemente, cuando llegue a su pueblo para encontrarse
con sus seres queridos, y sea recibido como héroe y nombrado embajador deportivo, recién ahí entenderá un poco más la importancia que representa el título del Abierto de los Estados Unidos para el deporte argentino y para su carrera.
"Cumplí un sueño pero sigo siendo el mismo. Valoro mi grupo de trabajo, mis amigos y mi familia que me proporcionan tranquilidad" dijo con humildad el mejor tenista argentino de la actualidad.
Sin dudas es uno de los tenistas con mayor proyección en el circuito profesional. Y el no se conforma con haber
ganado su torneo predilecto. Ahora sueña con llegar a ser el mejor jugador del planeta. "Para ser número 1 hay
que ser un 10 en todos los aspectos. Tengo muchas cosas por mejorar, todavía no me siento que estoy en mi techo.
Necesito más experiencia, mantener la regularidad en todos los torneos y no cometer errores fáciles, como las dos
doble faltas en el 5-4 del tercer set. Hasta que no revierta eso no voy a estar preparado", sintetizó el argentino.