El argentino Juan Martín del Potro, en plena explosión competitiva, se situó por primera vez en su carrera en
la final de un Grand Slam a costa de las expectativas del español Rafa Nadal (6-2, 6-2 y 6-2), cuyo tenis resultó
insuficiente para prolongar aún más sus aspiraciones en el Abierto de Estados Unidos.
El juego de Nadal se quedó corto ante el empuje del sudamericano, que ya es consciente del potencial que aglutina y está definitivamente convencido de sus posibilidades. Ha madurado. Su mentalidad es sólida.
Del Potro tiene entre ceja y ceja el US Open. No le tembló el pulso desde el inicio del juego. Y siempre que tuvo
contratiempos tiró de su gran recurso. El saque. Cada vez que Nadal amenazó su servicio, el tenista de Tandil
contrarrestaba con un golpe incontestable.
Nadal, que ha afrontado condicionado por su problema abdominal su recorrido por el torneo, no encontró la
fórmula de tutear al sudamericano. Nunca tuvo el dominio del juego. Para mover de lado a lado a un adversario
enorme, capaz de alcanzar con soluciones, cada una de las alternativas que le proponía el balear.