El novillero mexicano de 22 años Christian Hernández terminó en la cárcel por negarse a matar el segundo toro que le tocaba lidiar en la Plaza México. "Mi decisión es firme. Me dio mucho miedo, ya no quiero ser torero".
El joven espada dejó ir vivo al primer astado y al segundo le dio un muletazo y luego se tiró de cabeza al callejón, del cual salió sólo para cortarse la coleta.
Hernández, quien ya se había presentado la temporada pasada en la plaza y había sufrido una fuerte cornada en una pierna, fue detenido por faltar al reglamento taurino.
"Hice mi declaración frente al juez. Le expliqué que tuve mucho miedo y que no podía matar a ese novillo. Para los taurinos puede ser un hecho inexplicable, pero para mí está perfectamente claro", comentó.
Y añadió: "La profesión que yo creí que era mía no lo es, respeto y admiro a todos los toreros, hay que tener muchos... para ponerse delante de un toro, y a mí me faltaron".
Tras no haber una denuncia de la empresa de la Plaza México, Hernández pagó una multa y salió libre.