Parece mentira, pero hemos llegado al final del maratón taurino que comenzó allá por las fiestas de Mayo y ha terminado pasadas las del Corpus. Más de un mes de toros que nos deja el sabor amargo del fracaso de gran parte del escalafón, pero que se compensa con el buen juego de muchísimos toros y novillos lidiados en esta ocasión. No está, ni mucho menos, en mal estado la ganadería brava, y hasta afirmo que se encuentra en un gran momento. Y eso es una buena noticia.
Y noticia es que en la última corrida no haya salido un rejoneador por la puerta grande. A Diego Ventura se le escapó porque no acertó pronto con el acero en el quinto toro. En todo caso el rejoneador lusitano ha vuelto a encender a la gente con esa mezcla de rejoneo espectacular y clásico. Qué bien en los quiebros y qué templado en la lidia. Se va de Madrid con siete orejas, que es una cosecha soberana, aunque no haya podido lograr el triplete de la puerta grande.
Andy Cartagena no ha tenido su feria. No se puede hablar de fracaso, pero el rejoneador alicantino ha perdido pegada y esa fuerza de antes no aparece con tanta energía. Cortó la oreja del cuarto toro por una labor en la que arriesgó y en la que estuvo certero en banderillas. Parece, en todo caso, que su cuadra no atraviesa el mejor momento.
El apellido Lupi es historia en el rejoneo y por eso la actuación del actual titular de este apellido nos despertó la curiosidad. No es el Lupi que revolucionó el toreo a cabalo allá por 1969. Este Lupi de ahora es un jóven que no pasó de discreto. Habrá que esperar a ver su maduración. Le queda mucho camino por recorrer aún.