El aérea izquierda del box del Fiat Yamaha, visto desde el pit lane, era una fiesta tras la carrera de MotoGP en Le Mans. El margen derecho, en cambio, parecía un funeral. El primero correspondía al ganador de la prueba, Lorenzo, y el de al lado, al del segundo y gran derrotado, Rossi. La separación existe mediante un muro levantado a partir de la llegada del español al box del italiano. El primer año (2008), además, no se compartía la telemetría entre ambos por tener distintos proveedores de neumáticos. El pasado sí, porque ambos iban ya con Bridgestone y dio pie a acusaciones de espionaje mutuas.
Éste, en cambio, tampoco, por petición expresa del '46' y para que el '99' no le copiara los reglajes. Pues bien, en sólo tres carreras, se ha demostrado que esa jugarreta tampoco ha servido a Rossi para destruir a Lorenzo y ahora el líder de la general sonríe cuando se le pregunta si teme que su rival vuelva a solicitarle a Yamaha la restauración del libre intercambio de datos.
Ramón Forcada, el jefe de mecánicos al que hay que felicitar por ganar 3-0 a Jerry Burgess en cuanto a la guerra de puestas a punto de la M1 se refiere, lo ve claro: "Al final, todo lo que se ha hablado de la telemetría es una tontería. Lo que el piloto quiere es que su equipo le ponga la moto a su gusto, no que le den la del otro. En Yamaha no son tontos y, si fuese tan fácil, Yamaha sólo tendría un jefe de mecánicos y fotocopiaría la telemetría y se la daría a todos sus pilotos".
Él fue quien acompañó esta vez al mallorquín en la entrega de trofeos del podio, pero no por eso hay que considerar sus declaraciones como una fanfarronada por sentirse crecido. Ya pensaba así antes de la contundente victoria de su piloto y no le falta razón. Al preguntarle por una hipotética petición de Rossi al pasado, para compartir telemetría, dijo: "Me da igual y si quiere ver nuestra telemetría, que la vea. Es un tema psicológico. Él ha buscado una batalla psicológica con esta historia que no le ha salido, como le ha pasado con otras cosas con las que no ha podido. Seguro que ahora le da igual que la vea Jorge o no la vea.
Y continúa explicando: "En 2008, no la podíamos compartir porque teníamos neumáticos diferentes y, el año pasado, se compartía y hubo seguramente más información de este lado que al otro, pero daba igual porque tampoco era determinante. Este año no se comparte y no nos hemos quejado nunca ni preocupado lo más mínimo. Al contrario, ha sido una guerra psicológica suya que no ha triunfado".
Para el bueno de Ramón, la evolución experimentada por Lorenzo este año "es fruto de un año más de experiencia en MotoGP, un año con errores de los que ha aprendido, del cambiar la cabeza, del convencerse de que lo puede hacer y del trabajo. En este gran premio hemos trabajado muy duro, buscando las milésimas, y esto da resultados". Y se permite darle un consejo a su piloto: "Yo le aconsejaría que se quedase donde está, porque la continuidad es buena, pero yo no debo entrar. Sólo le puedo dar consejos técnicos". Su trabajo conjunto funciona.