El finiquito de Pelegrini por la temporada que tenía de más alcanza los 5 millones de euros brutos. A este montante hay que sumar 8 millones que el Madrid tendrá que abonar al Inter, tal y como figura en una de las cláusulas del contrato del técnico portugués y que le permité cambiar de club antes del 2012.
A esta suma hay que añadir el contrato de Mourinho que asciende a 12 millones libres de impuestos por cada una de las cinco temporadas que pretende firmar o si lo prefieren podemos hablar de 60 millones brutos. La suma es sencilla, pero aquí no se acaba.
A esta cantidad nada despreciable hay que sumar las nóminas de sus colaboradores que no son moco de pavo, lo que significará un total que quizás sobrepase los 80 millones de euros. Me cuentan, no obstante, que la operación es asumible para un club como el Real Madrid, con lo fácil que lo tendrían fichando a Michel, un hombre de la casa, que sabe de que pie cojea cada uno, que conoce la casa a la perfección, el entorno y que ha sido cocinero antes de fraile en el Madrid durante muchos años. Es el otro Guardiola