El Ciudad Real ratificó ayer su cuarta Liga consecutiva (quinta de siempre), una tacada que coloca al equipo manchego a la altura del Dream Team azulgrana de Valero Rivera, cuando era imbatible, aunque perdía algunos puntos a lo largo de la temporada. El Ciudad Real no, es un tiburón hambriento programado para ganar y ganar, con Dujsebaev inculcando a los suyos que sólo vale la victoria, ante quien sea. Porque Talant, criado en la extinta Unión Soviética, está educado en el esfuerzo constante en pos del triunfo, al precio que sea.
Ayer, el Valladolid tenía opciones, porque el Ciudad Real había exprimido litros de adrenalina en la eliminación del Hamburgo en la Champions, pero sólo aguantó 30 minutos. Los manchegos debían ser más mansos, porque es imposible mantener ese grado de concentración y agresividad so pena de acabar con los circuitos internos de una plantilla que también quiere su tercera Copa de Europa seguida. Pues ni así pudo dar la sorpresa el tercero de la Liga ante un conjunto que juega de memoria y mete la directa cuando le conviene.
Todos conocen el sistema del Ciudad Real. Saben cuáles son sus puntos fuertes, reconocen cómo funciona su 5-1 defensivo, e incluso puede anticipar en qué minuto y a quién cambiará Talant. Pues sabiéndolo, no hay antídoto, y son 28 partidos de Liga y 28 triunfos, a dos del pleno, 30 de 30, lo que jamás se ha conseguido en la Asobal.