Los Angeles Lakers encajaron la primera derrota sin Kobe Bryant frente a unos Boston Celtics (86-87) que, encomendados al acierto de Ray Allen, sobrevivieron a un terrible bajón de juego en el último periodo.
Allen fue el máximo anotador del duelo, con 24 puntos, bien secundado por el pívot Kendrick Perkins, con 13 tantos y 14 rebotes. Por parte de los Lakers destacaron Pau Gasol, con 22 puntos y siete rebotes, y Ron Artest, con 15 tantos y ocho rebotes.
El equipo de Phil Jackson aguantó el tira y afloja constante que fue el partido pero esta vez sí echó de menos a Bryant, tanto en ataque como en defensa.
El público angelino rugía desde el comienzo con gritos de "Boston apesta", pero el equipo de Doc Rivers templó los ánimos locales con un inicio fulgurante (2-11). Boston mostró un acierto inusual en el tiro, que llegó a ser del 78,6 por ciento tras anotar 11 de sus primeros 14 tiros.
Los Lakers se veían sobrepasados por completo y desahuciados en defensa ante la avalancha de juego liderada por Rajon Rondo y apuntalada por Ray Allen. Sin embargo, la poderosa actuación de Andrew Bynum contagió a Gasol y entre ambos hicieron despertar a su equipo.
Los californianos se metieron de nuevo en el partido cuando el ala-pívot español selló a Rasheed Wallace, remontó la línea de fondo y culminó la jugada con un tremendo mate a una mano. Entre eso y el triple sobre la bocina de Shannon Brown el marcador reflejaba un 27-29 al término del primer cuarto.
Un robo de Ron Artest finiquitado con otro mate puso a los angelinos por delante (33-32) por primera vez en el duelo, pero los Celtics volvieron a apretar el acelerador con buenos minutos de Kevin Garnett y Paul Pierce.
Llegaron a ponerse once arriba (36-47). Otro tirón de los locales, esta vez liderado por Lamar Odom y Artest, redujo la brecha (46-49) a escasos minutos para el descanso.
El partido siguió durante muchos minutos esa tendencia. Con los Celtics arriba y con una ventaja cómoda, los Lakers de vez en cuando enlazaban buenos minutos para arrimarse aunque sin demasiada convicción.
Allen, con dos triples, volvió a elevar a once la renta (58-68), que de nuevo fue cortada a cinco puntos justo al arrancar el último periodo (71-76).
Nada hacía pensar que tan sólo un par de minutos después los Lakers fueran a dar la vuelta al partido por completo. Haciendo gala hasta entonces de un juego romo y pesado, decidieron volcar su ataque en Gasol y, gracias a unos minutos prodigiosos de un invitado a la fiesta como Sasha Vujacic, los locales se pusieron por delante (84-80).
El parcial era de 15-4 para los Lakers. Entonces Boston respiró hondo y volvió a jugar con la sabiduría y experiencia que se les presupone. Se llegó al duelo con el marcador en un puño a falta de 1:10 y los nervios a flor de piel, después de que ambos equipos desperdiciaran hasta seis jugadas consecutivas. Con dos segundos en el marcador, Artest sacó de banda y Fisher, muy forzado, erró el último lanzamiento.