Se ha dicho en varias ocasiones que La Roja no le gana a equipos de entidad pero
los cimientos que han puesto estos jugadores rompen con la historia partido a
partido.
De la Eurocopa en adelante, y ya empezando con el trajín de
la Era
Aragonés y continuando luego con la Era
Del Bosque queda para mencionar que el
Tiki-taka de
La Roja se está convirtiendo en una
pesadilla para los grandes.
Salvo
Italia, por su estilo
de juego cerrado de toda la vida, e
Inglaterra,
ahora que
Fabio Capello tiene el mando del
Reino Sajón, la mayoría de los considerados grandes o más grandes aún por haber
salido campeones del Mundo en alguna de sus etapas históricas suelen tener el
compromiso de afrontar los compromisos con la iniciativa.
Desde la Eurocopa en adelante, y con el arrastre de los
primeros partidos que coronaron el récord mundial de 35 encuentros sin conocer
la derrota,
La Roja venció a Italia,
Alemania,
Francia,
Inglaterra y ahora a la
Argentina. Se decía que
con los europeos es distinto que ya se conocen y que es más fácil. Pues bien,
cuando le tocó enfrentar a un equipo Sudamericano, no sólo lo batió, sino que lo
bailó.
Nos queda la deuda de ver que habría sucedido si se
enfrentaba a
Brasil en la final de la Copa
Confederaciones, pero que en dos años un equipo que no salió nunca campeón
Mundial haya vencido a los 5 campeones Mundiales que enfrentó también debe
formar parte del Libro de los Récords.
Lo cierto es que la historia se construye sobre la historia
de los demás, y España, cada día más, forja su historia grande venciendo a los
grandes. A los que ya no teme, a los que ya no respeta. Son ellos, como lo ha
demostrado la Argentina, los que salen a defenderse, a ver cómo pueden
contrarrestar el juego fluído y de rotación que propone
La
Roja.
Escuchando relatos del partido de periodistas argentinos se
notaba más que el temor estaba puesto en
Silva,
Villa,
Iniesta,
Xavi que en
las convicciones propias. Se consideran más astros a estos nombres que a los
Agüero,
Tévez,
Higuaín (el único que queda al margen de todo
es
Lío Messi, y por razones obvias, él sí es el
mejor del mundo y él sí es el único verdadero astro de la albiceleste).
Amigos periodistas argentinos me confesaban que ni siquiera
con Brasil, a pesar de haber sido superior a la Argentina, le había pegado el
repaso futbolístico que le dio España en el primer tiempo. Llegó la hora del
cambio, esa que España está forjando desde un poco antes a la Eurocopa, la hora
en que la historia de
La Roja se está haciendo grande,
la hora en que ya no asustan los grandes porque se rinden al juego de los
jugones, como diría
Andrés Montes.
Y esperemos que en el Mundial, se pueda rendir un homenaje a
esta historia, a este fútbol que a muchos ya nos recuerda a la Holanda de Cruyff
de 1974, porque la iniciativa y la responsabilidad de ganar un partido siempre
la asumen los grandes y España va para el frente siempre porque tiene sed de que
algún día se le reconozca su grandeza.
Maxi Rodríguez y Xabi Alonso,