Desde hace unos años siempre ha sido referente de futuro en Brasil y la eterna promesa ha dejado de serlo. Carlos Eduardo, que demostró en Gremio su capacidad y que encontró cobijo europeo en el Hoffenheim, fue convocado con la selección brasileña hace pocas fechas y llegó a la conclusión de que, para seguir a ese nivel, debería jugar las mayores competiciones europeas.
De ahí que en los últimos días las negociaciones en torno a su posible cambio de club iban en aumento y, por fin, tras muchas especulaciones, el club alemán ha admitido que traspasa a su estrella al Rubin Kazan ruso por una suma que rompe record pues el campeón de la Premier Rusa ha pagado 20 millones de euros por la perla brasileña.
Sólo Owen Hargreaves (por 25 millones cuando dejó el Bayern de Múnich por el Manchester United) y Diego (cuando se marchó por 24, 5 millones del Werder Bremen a la Juventus”, superan esa cifra absolutamente meteórica para la Bundesliga.
Dietmar Hopp, secretario técnico, no pudo ocultar que el traspaso era cuestión de tiempo y que el brasileño lo necesitaba: “Eduardo en plena forma es una gran pérdida para nosotros. Pera la razón de su marcha es simple y la debemos entender. Desea ser un fijo en la Selección Brasileña y sabe que para ello debe jugar a nivel internacional. Por lo tanto, es lógico que a él le guste dar el siguiente paso que no podemos ofrecerle aquí”, dijo.