Cómo estás y adónde puedes ir

Temerosa de los últimos estertores de la crisis, la Premier League quiere vacunar a sus clubes contra la quiebra. Por eso se ha decidido a imponer a sus dueños una normativa enfocada a erradicar el endeudamiento ilimitado y a examinar con mayor detalle sus entresijos financieros. Se trata de atajar en lo posible los problemas económicos de los clubes, pero sobre todo de tranquilizar a instituciones como la FIFA, la UEFA o el Gobierno laborista, que en los últimos meses habían mostrado su inquietud por las deudas de los equipos ingleses.

La normativa (aprobada por los 20 clubes de la competición) obligará a sus dueños a detallar sus presupuestos anuales y sus perspectivas de negocio, y otorgará poderes a la Premier para intervenirlos si sus auditores piensan que no podrán hacer frente a sus acreedores. De este modo, los responsables de la Liga inglesa podrán embargar los fichajes de los clubes endeudados y frenar cualquier modificación salarial de sus jugadores hasta que no presenten un plan más o menos creíble para salir de los números rojos.

«Nuestro punto de vista es que los dueños son sólo los custodios actuales de los clubes. Estos estaban allí antes que aquéllos, y seguirán estando después. Por eso es necesario que los clubes sean sostenibles capaces de hacer frente a sus obligaciones para con los aficionados y la competición», afirma el consejero delegado de la Premier, Richard Scudamore.

El plan supone un avance respecto al caos actual, pero es menos de lo que se proponían los responsables anteriores de la Premier, que querían que los clubes se comprometieran a no gastar en ningún caso más de lo que ingresan. Una propuesta monacal que contaba con el apoyo de clubes grandes como el Chelsea o el Manchester United, y que naufragó por las reticencias de los equipos pequeños y medianos, que veían en ella una forma encubierta de perpetuar el statu quo.