La llegada de los nuevos propietarios parece que conllevará una serie de prácticas habituales en La Rosaleda a partir de este momento. Y la de los jugadores jóvenes a prueba es una de ellas. Si la semana pasada era el guardameta Boina Ben Salim el primero en estar bajo los focos de Ferreira, ayer se unió a la pretemporada blanquiazul Ibrahim Sissoko, hermano de Mohamed, jugador de la Juventus.
El malí, con pasaporte francés, es un medio centro defensivo de 22 años. Con un parecido más que similar con el ex jugador del Valencia y el Liverpool, Ibrahim mide 180 centímetros. A su corta edad, ya es un trotamundos del fútbol, como demuestra su currículum: Troyes, West Bromwich Albion y Valencia B. Una lesión cuando integraba el filial ché le relegó a perder el tren valencianista y acabó jugando en el equipo vecino, el Castellón B.
Así, Ben Salim y Sissoko pusieron la nota exótica ayer en la primera sesión en el anexo. Ahora es el turno de Jesualdo Ferreira, que decidirá en los próximos días la suerte de los franceses.
La iniciativa propuesta por el técnico en Málaga es una práctica muy habitual en el fútbol inglés, que pasa por ser una de las mayores influencias de los nuevos propietarios en la forma de gestión de clubes deportivos. Además, recuerda a lo vivido la pretemporada pasada con Jorge Andrade y Salim Benachour, con la diferencia de la experiencia de estos. En aquella ocasión, tanto el club como el anterior técnico, Juan Ramón Muñiz, decidieron apostar por la continuidad del tunecino, que fue una solución en puntuales encuentros. Un buen precedente.