Tarde monótona de toros imposibles y toreros sin opciones en Santander

Uno de los dos carteles más redondos del ciclo -el otro se dio en la víspera-, a base de "figuras" y toros de ganaderías con muchas garantías. Pero se cumplió el dicho de el hombre propone, Dios dispone y el toro lo descompone.

Se negaron en redondo los del "Ventorrillo", buscando siempre la salida. Tampoco los toreros estuvieron dispuestos a nada extraordinario. El toro que se fue a la querencia, allí se quedó.
Y si hubo alguno que embistió, caso del tercero, que tampoco fue toro completo, pues sólo atendió los cites por el pitón derecho, al final y a pesar de las buenas intenciones del torero la cosa quedó en nada por el fallo con la espada.

En pocas palabras, una pesadez de corrida. El Juli no habrá encontrado toros tan mansos esta temporada. En el que abrió plaza, al que todavía pudo enjaretarle un quite por chicuelinas, la faena fue imposible desde el mismo momento que el toro eligió los terrenos de chiqueros.

Empezó pensándoselo mucho (el toro) entre pase y pase, y a la mínima oportunidad de irse a la querencia, desapareció. La equivocación del torero fue posiblemente intentar sacarlo de allí dos o tres veces, las mismas que volvió a marcharse. Y por no transigir "El Juli" con los terrenos que marcó el toro, dio la impresión también de que fue el hombre quien no quiso.

El cuarto, suelto en varas, miró las tablas también a las primeras de cambio. Toro cuya mansedumbre le hacía volverse al revés, y además con una acusada falta de celo. "El Juli" lo sujetó en los medios, pero nada más. No hubo faena como tal.

El primero de Manzanares empezó "metiéndose" por los dos pitones. Y a continuación, parándose. Buscó chiqueros el toro, y allí desistió el torero.

Suelto también de salida el quinto, a su aire y merodeando las tablas. En el último tercio se frenaba, unas veces muy parado, otras yendo al paso. No tuvo voluntad de embestir. Ni Manzanares quiso hacer nada.
Luque fue el único con cierta oportunidad en la tarde, en el tercero, primero de su lote, que tampoco fue toro completo, pues embistió sólo por el pitón derecho. Toro de menos a más, circunstancia para considerarlo también como bueno. Sin embargo, un par de veces que intentó Luque hacerle pasar por el pitón izquierdo, se le vino encima.

La faena tuvo alguna consistencia a derechas. Tal y como iba la tarde, si lo llega a matar le corta la oreja. Pero se le negó el descabello en el último momento y quedó la cosa en una simple ovación con aviso incluido.
El último, el colmo de la mansedumbre y el mal estilo. Toro correoso, que no atendió los engaños. Imposible que tomara la muleta. Lo que se dice ni un pase. Al final se puso difícil también para cuadrarlo. Apropiado corolario a tan desesperante espectáculo.