Luis Fabiano ya está en Sevilla y no le queda otra que sumarse a la primera pkantilla nervionense para comenzar su preparación de cara a la Liga 2010-2011.
El ariete internacional apuntaba maneras en el Mundial de Sudáfrica y con sus dos goles iniciales infló el pecho y habló de más, creyendo que, junto a la canarinha, se comería el mundo.
Pues fue al revés y el mundo, en forma de naranja, se los comió a ellos. Luis Fabiano cayó en desgracia porque su juego fue poco menos que lamentable, y decidió cambiar el discurso: "me quedo en el Sevilla".
Pues sí, el brasileño no tiene ofretas y está destinado a quedarse en el Sevilla. Obviamente no es ningún castigo y seguirá, salvo milagro, en uno de los grandes de Europa.
Se espera con esperanza, su compromiso total. ¿Qué menos?