El talaverano David Arroyo (Caisse d'Epargne) subió al podio tras la 14ª etapa del Giro de Italia para vestirse con la maglia rosa de líder al final de una jornada con brillante exposición de los dos líderes del Liquigas, Vincenzo Nibali, vencedor de la etapa e Ivan Basso, segundo en la pancarta.
El español, que partió segundo de la general a 1:42 del australiano Richie Porte (Saxo Bank), toma el mando de la clasificación con 39 segundos de ventaja sobre el anterior líder y con 2:12 sobre el también español Xavi Tondo (Cervélo), tercero en la lista de los mejores.
La escapada de L'Aquila dio rentas a los españoles y también a Carlos Sastre (Cervélo), ahora sexto a 5:27 de Arroyo y con una ventaja de 1:24 sobre Nibali, el gran protagonista del día tanto en la subida al durísmo Monte Grappa como en el descenso hasta Asolo, meta del día tras 205 kilómetros de viaje.
El Grappa planteaba una enorme dificultad al pelotón, pues es un puerto de 19 kilómetros a un promedio del 8%, sobre una carretera que se agarraba a las cubiertas y exige una cadencia regular para superar lo peor de la subida, tramos cifrados en desniveles del 14%.
Los comúnmente considerados favoritos superaron la primera criba. Pero a mitad de subida, el Liquigas estaba ya en condiciones de atacar. Es una necesidad para aquellos ciclistas que perdieron hasta la vergüenza en la mítica etapa con final en L'Aquila, la del 'golpe de estado' de Porte, Arroyo, Tondo, Sastre, y Wiggins.
Nibali, que fue líder y vino a última hora para suplir la ausencia del sospechoso tercer clasificado del Giro 2009, Franco Pellizotti, es el que hoy por hoy aparenta más fuerza. Él inclinó la balanza con un ataque en la ascensión al que sólo respondieron su socio Basso, Michele Scarponi (Androni) y Evans (BMC). Vinokourov cedió y Sastre. Y Arroyo. Y Wiggins.
De la cima del Grappa a la meta de Asolo había 40 kilómetros, casi 30 de descenso. Ahí es donde la tranquilidad de Sastre -que todavía espera ir mejorando su capacidad de aquí al último día en Verona- se sostenía. Vinokourov, que ha desperdigado esfuerzos por toda Europa este año, cedía subiendo, pero sus nervios no le permitían contemporizar en el descenso, así que dejó a Sastre y se aplicó en una contrarreloj, mientras que el abulense se organizaba en el grupo trasero con su compañero Tondo, con Arroyo, Wiggins y un puñado de corredores que ya iban casi cuatro minutos por delante del líder Porte.
Quien tampoco se estuvo quieto fue Nibali, una bala en el descenso, con Basso cuidando de sus espaldas. Ni Scarponi ni Evans tuvieron agallas para seguirlo sobre el asfalto, húmedo en la primera parte de la bajada.
Organizados atrás, Arroyo, Tondo, Sastre, Wiggins y compañía consiguieron aminorar pérdidas, en cualquier caso superiores a los dos minutos respecto a rivales que recortan tiempo en la general, pero siguen atrás.
La exhibición de Liquigas en la etapa del Grappa es sólo una parte del trabajo que queda por hacer. Hasta el día 30, la gran montaña seleccionará a quien merezca el podio final. Empezando por este mismo domingo, donde la llegada al Monte Zoncolan vendrá precedida por los pasos del Duron y Sella Valcalda, ambos de primera categoría. Se prevén nuevos movimientos en largo. Lo que nadie sabe es quién los atizará.