Blatter llegó a hablar hace varios meses de tres posibles sedes alternativas.
No se dieron nombres de forma oficial, pero una de ellas era España, por cierto,
aspirante junto con Portugal a ser el anfitrión del Mundial en 2018. La situación
se calmó entonces, pero la preocupación se ha acrecentado.
Las dudas se extienden a varias federaciones europeas que no ven claros algunos
aspectos de la organización y que han consultado a la FIFA. Por cierto, no se esperan
desplazamientos masivos de aficionados desde Europa. Sudáfrica está demasiado lejos y la crisis aprieta.