Todo se cumplió como estaba programado, el filipino Manny Pacquiao confirmó una vez más que es la gran estrella del momento dentro del mundo del boxeo con otro triunfo inapelable ante el ghanés Joshua Clottey.
Pacquiao, ante 51.000 aficionados que llegaron al Cowboys Stadium, de Arlington (Texas), tercera mayor asistencia en la historia del boxeo de Estados Unidos, en los últimos 50 años y la mayor en 17, superó a un rival que su única estrategia fue la de defenderse. Una decisión que le permitió no perder por nocaút, pero que desde que se iniciaron las acciones sobre el cuadrilátero se vio que no iba a tener ninguna opción de ganar.
El propio Freddie Roach, el preparador de Pacquiao, que dijo que su pupilo iba a ganar al final, pero no por nocáut -su rival nunca había perdido por la vía rápida-, también adelanto que "sólo con defensa" no se consiguen triunfos en el boxeo. Pacquiao con su velocidad, trabajo de golpes al cuerpo y movilidad sobre el cuadrilátero dominó todo el tiempo a Clottey, que aunque colocó algunos buenas manos, especialmente en el décimo y undécimo asalto, cuando más cansado y agotado estaba, al final nada pudo hacer por evitar su derrota.
El campeón filipino, que retuvo por decisión unánime de los jueces (120-108, 119-109 y 119-109) el título de campeón del peso welter, versión Organización Mundial de Boxeo (OMB), no dejó ninguna duda que es hoy por hoy el mejor púgil libra por libra del planeta. "No ha sido una pelea fácil", declaró Pacquiao nada más concluir la pelea. "Era un rival muy duro y difícil de entrarle en la guardia"