Un excepcional Arshavin, un gol genial de Nasri y tres tantos del contundente Bendtner han llevado al Arsenal, muy superior toda la noche, a los cuartos de final de la Liga de Campeones. Severo correctivo recibido por el equipo de Jesualdo Ferreira, que se despide de Europa de mala manera
Cuando la orquesta del Arsenal funciona, aunque falte Cesc Fábregas, el solista más fino de la banda, el equipo londinense se convierte en una máquina difícil de controlar. Lo sabe ya el Oporto, que compareció con ganas de especular en el césped del Emirates y terminó derretido en la silla eléctrica. El cuadro portugués perdió su ventaja en la eliminatoria (2-1 en la ida) a las primeras de cambio cuando Niklas Bendtner aprovechó un error de la zaga visitante, impotente toda la noche.
A partir de ese instante (minuto 9), el partido fue un mundo para el Oporto, pero un placer para los aficionados del Arsenal y para el observador neutral. No todo el Arsenal es Cesc, que se perdió la cita por lesión, y se encargaron de demostrarlo tipos con mucho fútbol. Fundamentalmente Andrei Arshavin, un genio con cara de niño malo que, cuando se lo propone, rinde al nivel de los más grandes. Fue el ruso el gran protagonista del partido, y quien anuló la tímida reacción del Oporto con una espectacular acción individual que solo tuvo que empujar Bendtner para el 2-0.
Llegaba con facilidad el Arsenal al marco defendido por Helton y, por el contrario, el frente ofensivo del Oporto permanecía inédito. El temible Hulk se dejó la fuerza en casa, tras un periodo de inactividad en el campeonato portugués, y Falcao, goleador doméstico, fue poca cosa para un escenario como el Emirates en una cita de tanto nivel.