Los nuevos y graves errores arbitrales reclaman la moviola
Cada vez que se les menciona la necesidad de implantar la moviola, los responsables del fútbol mundial suelen mirar para otro lado. Tanto el presidente de la FIFA, Jospeh Blatter, como el de la UEFA, Michel Platini, creen que el fútbol perdería su atractivo popular sin la polémica derivada de los errores humanos.
Pero hay errores y errores. Y los últimos que se han registrado en los torneos internacionales son monumentales.
Con la imagen de la famosa mano de Thierry Henry, que abrió la eliminación de Irlanda y el acceso de Francia al Mundial, todavía fresca en la memoria, dos controvertidos fallos han avivado el escándalo y añadido argumentos a los que sostienen que el fútbol tiene que abrirse urgentemente a la tecnología.
El pasado lunes, Egipto eliminó a Camerún en los cuartos de final de la Copa de África por 3-1, el tercero de sus goles convalidado por el árbitro, a instancias del juez de línea, pese a que la pelota botó claramente fuera.
Samuel Eto'o, la estrella de Camerún, protestó desesperadamente, pero no sirvió de nada. Las imágenes televisivas demostraron una y otra vez que el despeje de Kameni a un libre directo de Ahmed Hassan pegó en el larguero y luego botó fuera.
El siguiente error fue mucho más grave. Los medios deportivos españoles hablan de "escándalo histórico" y no es para menos, ya que el error de los árbitros pudo costar la eliminación de la selección española en los cuartos de final del Europeo de fútbol sala.
El suceso, se podría definirlo así, ocurrió en la tanda de penaltis. El portero español Luis Amado detuvo el lanzamiento de Cirilo, y Javi Rodríguez transformaba el que daba el pase de su equipo a semifinales.
El árbitro principal, el francés Pascal Fritz, congeló la alegría española al juzgar que el balón no había entrado. Su ayudante, el croata Edi Sunjic, ratificó su decisión. ¿Qué había ocurrido? El balón, un potente lanzamiento que superó al meta ruso Zuev, entró en la portería y golpeó en el soporte interior a que sujeta la red para volver a salir.
Fritz no concedió el tanto, pese a que las imágenes de televisión no dejaban lugar a duda alguna. Desesperados, los jugadores españoles instaban a los árbitros a que contemplasen las imágenes repetidas en el marcador, pero no hubo marcha atrás. Había que seguir con las penas máximas. España aguantó la presión, no falló y eliminó a Rusia.
"Nunca vi algo igual, se ha hecho un gran daño al deporte", dijo el seleccionador de "La Roja" (ayer, de amarillo), José Venancio, unas declaraciones que reproducen los medios españoles pero que la página web de la UEFA (UEFA.com) no refleja.
'Un error de lanzamiento'
Tampoco hay mención alguna en la crónica del partido, ni en el relato "minuto a minuto" de las jugadas. La UEFA se limita a señalar que Javi Rodríguez falló en su lanzamiento. Una referencia lógica, ya que las decisiones de los árbitros cuando convalidan o anulan un gol son inapelables.
El problema para Blatter y Platini es que nunca hubo en la historia de las retransmisiones deportivas tantos recursos como hoy en día para revisar y desmenuzar las jugadas polémicas, y nunca hubo tanto clamor para que se emplee la tecnología. Un árbitro, o incluso dos, pueden equivocarse, pero el ojo de la cámara no engaña.
El pasado diciembre, Pierluigi Collina, elegido recientemente "el mejor árbitro de todos los tiempos" por la Federación Internacional de Historia y estadística del Fútbol, defendió el uso del vídeo para echar una mano a los jueces de los partidos.
Collina argumentó que los árbitros salen al terreno de juego sabiendo que el partido será escrutado para buscar sus eventuales errores y conscientes de que su carrera puede quedar arruinada si cometen un fallo, ya que la implacable televisión lo mostrará (¿denunciará?) una y otra vez.
La FIFA, en su congreso del pasado diciembre, desoyó las reclamaciones y aplazó los eventuales avances -los árbitros de gol y la alta tecnología- porque, según Blatter, el fútbol es un deporte "en el que importa la espontaneidad".
Nadie cuestiona que las decisiones de los árbitros del Egipto-Camerún y del España-Rusia fueron espontáneas, pero tampoco se duda de que con la moviola hubieran podido rectificar su error y mantener su credibilidad.
El fútbol tiene como finalidad deportiva que la pelota entre o no en la portería. Con los últimos errores arbitrales, tal parece que ese principio elemental ya no está tan claro.