La Real cayó eliminada en segunda ronda de la Copa al perder 0-2 en Anoeta con el Rayo Vallecano en un partido que tuvo dos mitades bien diferentes. La apatía de los minutos iniciales se transformó en furia después del descanso y los txuri urdin estuvieron cerca de igualar el tanto de Míchel. Cuando los madrileños sufrían un asedio y apenas podían salir de su área, Rubén Castro culminó con fortuna un contraataque por la banda derecha, sentenciando el choque.
Martín Lasarte introdujo cinco cambios respecto al once de Las Palmas. El único obligado era el de Bravo, concentrado con la selección chilena. Iba a sustituirle Zubikarai, pero el de Ondarroa no se encontraba en plenitud de condiciones y fue Riesgo quien saltó al césped entre los reproches de la grada.
Mikel González representó la novedad en la defensa, donde ocupó el lugar de Labaka. La fisionomía del equipo varió sobre todo del centro del campo en adelante. Markel Bergara acompañó a Elustondo en el doble pivote, con Nsue por la derecha, Johnatan por la izquierda, Sergio en la mediapunta y Bueno, arriba.
El partido arrancó con ritmo cansino y a la Real le costó desperezarse. El Rayo Vallecano tomó la iniciativa ante la inoperancia local y poco a poco avanzó con peligro. No disparó hasta el minuto 20, pero le bastó una bonita jugada colectiva de Piti, Míchel y Pachón para adelantarse en el marcador.
El gol noqueó a los realistas. A la falta de ideas se sumaron las prisas por lograr el empate, operación de resultado nefasto. Sólo Nsue, condenado a bajar a la tierra los envíos que le llovían del cielo, ponía de su parte. De cuando en cuando recibió el apoyo de Estrada y Sergio Rodríguez. El zarauztarra pareció más centrado en el lateral y se redimió de su despiste del sábado. Sergio, por su parte, correteó por todo el frente de ataque sin llegar a conectar con sus compañeros. Bueno, demasiado solo en punta, dedicó la noche a pelear balones imposibles con defensas una cabeza más altos que él.
La banda derecha tampoco ofreció soluciones. De la Bella y Johnatan se exhibieron por separado. El catalán deleitó al público con una ruleta inservible y el colombiano tiró de repertorio con un taconazo y un caño que terminaron en nada.
Los problemas para la Real nacieron en la medular. Markel Bergara y Elustondo no se impusieron a los peloteros Movilla y Míchel, ingenieros del fútbol vallecano en el rombo tejido por Pepe Mel.
No hubo más aproximaciones dignas de mención antes del intermedio. Susaeta probó fortuna desde larga distancia y Sergio lanzó una falta a las manos de Dani.
El pitido final del árbitro significó el pistoletazo de salida para la Real, que resurgió de sus cenizas tras la consiguiente bronca de Lasarte. Ya desde la acción que inauguró este segundo acto se pudo comprobar que los txuri urdin no iban a aceptar la derrota sin pelear.
Un centro de Estrada fue cabeceado por Bueno, el meta Dani se estiró para desviar a la esquina y Anoeta se encendió. La entrada de Xabi Prieto redondeó la metamorfosis del equipo. Nsue se desplazó a la izquierda y Agirretxe escoltó a Bueno en labores ofensivas.
La Real cargó el juego por ambas bandas. Prieto destrozó con sus regates el entramado de retaguardia del Rayo Vallecano y permitió el avance de Estrada. Nsue se compenetró mejor con De la Bella que Johnatan -el colombiano se marchó andando y eso no gustó a los aficionados- y el lateral zurdo también se asomó más allá de la divisoria.
Las ocasiones se sucedieron en cascada. Ansotegi remató con intención un córner botado desde la derecha y Bueno volvió a intentarlo desde la frontal.
Lasarte quemó su último cartucho y metió a Griezmann, a quien el estadio reclamaba desde minutos antes. El joven francés del Sanse tuvo el empate en sus botas tras una larga galopada, pero su disparo encontró cuerpo y no red. Agirretxe dibujó una media vuelta desesperada, pues el reloj corría en contra de la Real.
Y cuando más cerca estaba el 1-1, el Rayo se encontró con cuatro efectivos en las inmediaciones de la portería defendida por Riesgo. Piti dio profundidad al contragolpe y cedió el 0-2 en bandeja a Rubén Castro.
Lasarte no pudo reconducir las estadísticas negativas de la Real en Copa, un torneo en el que los fracasos se acumulan desde hace dos décadas. Al menos, extrajo algunas conclusiones interesantes para el futuro. Descubrió que este equipo baja muchos enteros sin Xabi Prieto y Agirretxe en el verde. Y que Bueno, a la espera de que alcance su punto óptimo de preparación, es un demonio para los zagueros rivales. Y, lo más importante, que sus broncas -o charlas motivacionales, según se mire- tienen un efecto inmediato en la plantilla. Por eso, a partir de ahora deberá pensar en echarlas antes del partido en vez de en el descanso. Así evitará otro desastre como el sufrido anoche en los primeros 45 minutos, aunque lo de la Copa ya no tiene solución.