La sombra de Xabi Alonso planeaba sobre un equipo que esperaba la llegada de Aquilani como la de un salvador en tiempos de crisis. En un suspiro acumulan tantas derrotas en Premier como en toda la temporada pasada. En otro suspiro baten los registros goleadores en el arranque en más de 115 años. Una bofetada para todos aquellos ventajistas que convirtieron la llegada de Xabi al Madrid en una proeza merengue y un drama en Mersey. Encontrar las causas era simple tras el affair veraniego entre Xabi y Benítez. La realidad refleja un Benítez obsesivo que presiona sin cesar a un ejército de soldados disciplinados que caminan sin descanso para buscar la perfección de la libreta táctica de un Benítez que sueña con poner freno a la hegemonía de un United que está volteando la historia del fútbol inglés.
La salida de Xabi Alonso tenderá a ser beneficiosa para el Liverpool, nada tiene que ver la goleada al Hull City para sacar estas conclusiones. El Hull es un equipo con una calidad limitada para la Premier, un Xerez inglés que la temporada pasada se vio con el agua al cuello pero que sobrevivió gracias a un arranque que dejó boquiabiertos a propios y extraños. El fichaje de Xabi obligó a la reconversión de Gerrard, la piedra angular de un equipo que no tiene sentido sin el gran capitán. Jugó como interior diestro o zurdo, como mediocentro cuando Xabi no estaba y terminó como segundo delantero. Le faltaba gol al equipo, le sobraba contundencia defensiva pero la jerarquía obligaba a encajar piezas. La llegada de Xabi movía la pieza de Gerrard y este la de Kuyt, que vivía penalizado en la banda.
La llegada de Robbie Keane, cuatro goles con el Tottenham en la jornada del sábado, abría la puerta a que el Liverpool jugase siguiendo las leyes de la naturaleza y no según la rigidez de la libreta. Xabi Alonso estaba en el mercado, Barry era un objetivo y pasar a jugar con dos delanteros podía darle soluciones a Benítez.
Keane no se adaptó, el Liverpool perdió unos millones de libras en un semestre. Xabi Alonso se quedó y Gerrard siguió siendo el segundo delantero. Kuyt en banda y Babel distraído en una temporada para olvidar en la que el objetivo era la Premier pero que terminó siendo un fracaso no por perder sino por empatar. Por ausencia de pegada, por falta de fluidez ante el repliegue intensivo de los rivales. Nada ha cambiado, el Liverpool contra equipos que se encierran sigue siendo el mismo con o sin Xabi y casi siempre pierden igual, en una acción a balón parado, una cruz que persigue a un Benítez que no encuentra la llave para sellar esa puerta.
Gerrard en el mediocentro, Kuyt como segundo delantero y Torres arriba. Mascherano en la dupla del capitán en el doble pivote con Reina en la portería y Skrtel más Carragher como centrales. Es una columna vertebral imponente, con fútbol y calidad en cada línea. Nada que envidiar a ningún otro club, solidez y desequilibrio desde primera línea. Es la temporada de Kuyt, sumar 20 goles como segundo delantero será una reivindicación para los que pensamos una y otra vez en porque Kuyt siempre tiene que ser el sacrificado.
El hipnotizado Babel debe dar el paso, Benayoun no ha tardado demasiado en hacerse con un hueco en la diestra. Ofrece ataque y defensa, ritmo continuo y máximo respeto por la pizarra. Voronin, tras un año excelente en la Bundesliga, representa el plan B, la opción contraataque para sentenciar partidos en los que el Liverpool llegue a la "zona Cesarini" con ventaja.
Desconozco el atrevimiento de Benítez pero contra el Hull se observaron cambios estructurales, no estaba Masche y no dudo en atreverse en bajar una línea a Gerrard. Xabi Alonso era incompatible con Gerrard en el mediocentro, un gran jugador el vasco pero un tapón que impedía las variantes ofensivas del equipo ya que sea quien sea el inquilino del banquillo red, la definición del Liverpool es sencilla, Gerrard y diez más.