El bazar está abierto, pero los gritos no se van a escuchar demasiado, como ocurrió en la designación de Madrid para la semifinal frente a Estados Unidos que provocó la espectacular tormenta entre el anterior presidente, Pedro Muñoz, y los jugadores. Para la final contra la República Checa (4-6 de diciembre) el abanico parece reducirse a tres ciudades y tres recintos: Madrid (Caja Mágica, 12.000 espectadores), Barcelona (Palau Sant Jordi, 17.500) y Málaga (Martín Carpena, 12.000). Son las tres candidatas, además de Valencia, que la Federación Española (RFET) comunicó en una inscripción previa ante la Internacional (FIT), aunque podrían añadirse otras antes del 28 de septiembre, fecha en la que la RFET debe comunicar a la Internacional su propuesta.
El pliego de condiciones, que exige un millón de euros, está prácticamente ultimado y los federativos españoles, que se reúnen en Junta Directiva el sábado en San Sebastián, harán ahí la criba. Luego, según confirmó Joan Margets, vicepresidente de la FIT, decidirán con toda la inmediatez posible, en un plazo que puede ir de dos días a una semana.
Y ahí entra una de las bazas que quiere jugar Madrid. Alberto Ruiz-Gallardón telefoneó, nada más saberse que la final se jugaría en casa, a Miguel Díaz, presidente de la Madrileña, para garantizarle el apoyo. La FIT está en plazo para elegir la sede antes del 2 de octubre, fecha en la que en Copenhague se decide la ciudad para los Juegos de 2016, y el regidor de la capital quiere presentarse con esa guinda ante el COI. Díaz ya ha hablado con Fernando Verdasco, madrileño, y Feliciano, afincado en la capital, para hacer lobby.
¿Y cuál es la postura de los jugadores? La sintetizó ayer David Ferrer: "Si nos dan a elegir, casi todo el equipo prefiere tierra a nivel del mar por aquello de no dar ventaja pero Madrid no está vetada".
"En estos días voy a hablar con los jugadores. Interesa tierra y casi seguro un pabellón cubierto. Vamos a escuchar a todas las posibles sedes. Está claro que la altura hace que la bola viaje más rápido y dependiendo del rival puede condicionar el juego", apoyó Albert Costa pensando en Radek Stepanek y Tomas Berdych.