Qué maravilla de despliegue español! Todas las dudas que pudieran quedar respecto a este equipo ha quedado
disipadas de golpe con un partido que rozó la perfección y que mete ha España en la lucha por las medallas. Una cosa
ha quedado clara: Estos jugadores se crecen cuanto mayor es la exigencia y son un grupo de ganadores natos.
Al principio de la semana el ánimo de la afición española estaba por los suelos y sólo tres partidos después se
pregunta... ¿Cómo hemos podido dudar de este equipo?
Llegó el momento clave del campeonato. El que te permite luchar por las medallas o te manda para casa con el fracaso
en la maleta. Los cuartos de final, un sólo partido que marca una diferencia enorme. Y llegado este momento la
que marcó la diferencia fue España. Sin opción a la duda, los campeones del mundo saltaron a la pista dispuestos
a hacer lo necesario para dejar a los galos en la cuneta; es decir, fajarse en defensa para que los franceses no
pudieran jugar y a partir de ahí, no dejar de correr y de bombardear desde la línea de 6,25.
Si todo comenzó desde la defensa, el principio de ésta fue el trabajo de Ricky Rubio sobre Tony Parker. El joven
base de El Masnou recuperó ese descaro que tanto se estaba echando de menos y cortó la respiración del base de
los Spurs. Ricky atacó en defensa, estuvo agresivo y fue siempre la sombra de la estrella gala. Parker nunca estuvo
cómodo, Ricky tocaba el balón sobre su bote y la obligaba a ponerse de espaldas. Uno de los mejores jugadores del
mundo en uno contra uno no podía dejar atrás a un chico de 18 años si no era con un bloqueo directo. Y cuando salía
del bloqueo se encontraba con un despliegue de ayudas que le dejó sin opciones.