Resultado injusto en el Giuseppe Meazza. El Barcelona no pudo lograr la victoria en su visita al Inter en el estreno en la Liga de Campeones. Los de Guardiola fueron superiores a su rival durante los noventa minutos de partido, pero no obtuvieron el más que merecido premio del gol y se tuvieron que conformar con un punto en su visita a tierras italianas. El conjunto culé gozó de sus tres mejores ocasiones de gol en los diez primeros minutos, pero Julio César y la falta de puntería evitaron que el conjunto español se adelantara en el marcador. El Inter mejoró tras el descanso, pero fue un espejismo y acabó el partido plantando un muro delante de su portería que el Barcelona no pudo superar. El árbitro Wolfgang Stark se tragó un clamoroso penalti cometido por Stankovic en la segunda mitad al tocar el balón con la mano en su área.
Dos de los máximos favoritos para estar en la final del Bernabéu el 22 de mayo, Inter y Barcelona, se enfrentaron en el partido más destacado de la primera jornada de la Liga de Campeones. Se trataba de un partido de reencuentros entre viejos conocidos. Ibrahimovic volvió a la que fue su casa hasta hace tan sólo tres meses, Etoo se reencontró con los compañeros con los que logró el triplete la temporada pasada y Mourinho se enfrentó a uno de sus ex equipos. Ambos entrenadores declinaron dar descanso a sus hombres y salieron con todo lo disponible, a excepción de Iniesta, al que Guardiola dejó en el banquillo.
El desorden con el que el Inter saltó al césped tuvo como consecuencia un carrusel de oportunidades para el Barcelona en los diez primeros minutos del choque. Hasta en tres ocasiones pudo adelantarse el conjunto español, pero Julio César y la falta de puntería del pitado Ibrahimovic dejaron el marcador inmaculado. Mientras tanto, el conjunto local era un espectador de lujo de la avalancha ofensiva azulgrana. Fue en el minuto doce de partido cuando Maicon probó suerte por primera vez para el equipo interista, pero su disparo lejano apenas inquietó a Valdés. Los de Mourinho se veían desbordados una y otra vez por un Barcelona decidido que tenía el gol entre ceja y ceja.
Con el transcurso de los minutos los de Mourinho entraron en el partido y, sin llegar a hacerse con el dominio, lograron frenar las embestidas de su rival. Los problemas que evidenciaba el conjunto italiano en la creación del juego segaron todas sus opciones ofensivas hasta la media hora de juego, minuto en el que los locales gozaron de su primera oportunidad clara de gol por medio de Milito, que paró Valdés. La ocasión del argentino y otra que Sneijder mandó alta fue el único bagaje ofensivo de los locales durante la primera mitad. Coincidiendo con los últimos minutos del primer acto, el Barcelona gozó de dos nuevas opciones para abrir la lata, pero Keita mandó el balón fuera con Julio César vencido y Messi vio como los dedos del guardameta brasileño repelían su disparo. Así, se llegó al descanso con un Barcelona muy superior en todos los aspectos. Al conjunto blaugrana tan sólo le faltaba lo más importante, el gol.
El Inter planta el muro en defensa
Tras el intermedio no hubo sustituciones en ninguno de los dos contendientes y, sin tiempo para acomodarse en los asientos, Sneijder metió el susto en el cuerpo al conjunto culé con un disparo desde la frontal del área que salió pegado al palo izquierdo de Valdés. A diferencia de lo que ocurrió en la primera mitad, en la que el Barcelona fue el dominador absoluto, las fuerzas se igualaron en la reanudación. Ambos conjuntos lo intentaban, pero era el Barça el que más peligro creaba. Poco tardó en desistir de sus ideas atacantes el conjunto italiano, que retrasó sus líneas hasta amotinarse en la frontal de su propia área y poner todas sus esperanzas de victoria en el contragolpe. Y lo cierto es que no le fue mal. Los minutos pasaban y el Barcelona dominaba ampliamente el partido, pero lo hacía con un juego insulso y carente de profundidad.
Mourinho buscó espolear a sus hombres y retiró a Muntari para dar entrada a Stankovic. El jugador serbio no dudó y tardó tan sólo un minuto en poner a prueba a Valdés con un misil lanzado desde la frontal que se perdió rozando el travesaño culé. Acto seguido, el Barcelona gozó de una clara ocasión que no encontró rematador. Estaba claro que ese iba a ser el guión del resto del partido. Los de Guardiola tocaban y tocaban con el objetivo de encontrar un hueco en el muro interista, mientras que los de Mourinho descartaron cualquier opción ofensiva que no fuese el contragolpe. De este modo, los azulgranas fueron acumulando ocasiones que no lograban finalizar con éxito.
A falta de un cuarto de hora del final Guardiola decidió dar entrada a Iniesta por un desafortunado Henry. Coincidiendo con la entrada del manchego, Stankovic sacó el brazo a pasear en su propia área y cometió un claro penalti que Wolfgang Stark no señaló. De ahí al final nada cambió, los españoles buscaban el más que merecido premio del gol, que nunca llegó, y los italianos dieron por bueno el empate haciendo gala, una vez más, de su racanería futbolística.